28.8.13

Triunvirato



Los juegos
sólo funcionan
si todos los participantes
conocen
su funcionamiento.

Yo accedí
a jugar al tuyo
aunque
nunca tuviste cojones
de
explicarme las reglas.

Quizás
fue culpa mía
por querer...
Querer
seguir la partida
cuando
todos sabían
que iba a perder.

Todos menos yo.

El punto de no retorno
llegó
con la victoria aplastante
de la dopamina
sobre mis endorfinas.

El primer whatsapp.
Debí haber huido
entonces,
pero mis ganas
de hacerte el desayuno
pudieron batir
a mis pies anclados.

El segundo.
El tercero.
El cuarto.
El quinto.

Tu conversación ininteligible
de borracho
de tres al cuarto.

Ese "no sé qué"
que todos veían
y tú
te empeñabas en esconder.

Tus manos
queriendo dibujarme
y yo
viéndote en la sombra.

Mientras yo
cayendo
hasta lo más hondo
sin paracaídas.

Los juegos
sólo funcionan
si todos los participantes
conocen
su funcionamiento.

Hay que joderse.

Aquello no era un juego
más bien
mis ansias de autodestrucción
mezcladas con
tus ganas
de provocar extrasístoles
en una víctima inocente.

Después de muchos meses
queriendo ordenar
lo que no te dije,
acabaré
con una amenaza:

Reza
para que este poema
nunca llegue
a manos de
tu novia.

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Mi caja de cerillas no es muy grande... Pero seguro que puedo hacer un huequito para la tuya :)