2.3.16

JENNA JAMESON

Me he tragado
 tantas cosas
a lo largo
 de mi vida

que ríete tú 
de Jenna Jameson

en sus tiempos mozos:

mentiras, puertas, mocos
y algún que otro falo
cuyas dimensiones
harían que la Virgen María
evolucionase
en uno de los monetes de whatsapp.

Elegiste ser aborto
pudiendo haber sido
la obra de arte más cara
de la última edición de Arco:
eso también me lo tragué,
aunque reconozco
que se me hizo bola.

En un día bueno,
podía tragármelo
incluso sin que me lo pidieras...
Hasta que aprendí
que tener arcadas después
de cenar en el senegalés
de Mesón de Paredes
-porque sí,
los días buenos
siempre íbamos allí-
era un precio demasiado
caro
por un simple error de 1,80
con el pecho lleno
de dudas.

En un día malo,
habría hecho una papilla
con mi orgullo
y te habría obligado
a comértelo
con una sonda nasogástrica
hasta que te saliese por las orejas...

Porque tú nunca fuiste muy de tragar:
por algo tuve que aprender
de Jenna Jameson.