16.7.13

Nota para romper el hielo

¿Jugamos?
No hay reglas
sólo sé
que ambos ganamos.
Da media vuelta. Finge casualidad.
Haz algún comentario tonto sobre el calor.
Yo sí lo quiero, pero no aquí.
Haz como si fueras a marcharte mañana.
Prométeme que no te irás nunca.
Háblame de los activos en bolsa,
que yo mostraré otro tipo de interés.
Dame un poquito de tu miedo.
Alarguemos la partida
hasta que nos hayamos acabado;
y cuando eso ocurra,
volvamos a empezarnos.
Quien dijo que las segundas partes
nunca fueron buenas
no conocía este juego.
Quiérete hasta que los recodos te quieran por sí mismos.
Ciérrame los ojos para oïrte hablar francés:
no sé si sabes,
pero yo tampoco.
Léeme los tatuajes
como si fuéramos a quedar ciegos.
Te prometo que mis 'quizás'
tienen más de 'siempre'
que de 'contigo ya no'.
Métete los comodines
en el bolsillo trasero del pantalón.
Y ahueca los cojines del sofá,
que el té me gusta doble.
Con mucho azúcar.
¿A ti?

13.7.13

Sin receta.

Voy a decirte una cosa:
no merezco que tus iniciales
estén ocultas
en cada uno de mis versos.
Por muy pequeño que te hagas
el recuerdo de tus manos
en mi espalda
delatará tu situación
como el GPS de tu viejo Ford:
el mejor ayudante para perdernos
al calor
de cualquier luna de octubre.
Octubre sigue doliendo
pero no más que el último febrero.
Igual que Adán y Eva
tus costillas me dieron vida
porque mi nombre se grabó
en un hueco ganado a pulso.
Catástrofe de dimensiones bíblicas
al amparo de libros de autoayuda
residiendo temporalmente
en la terminal de salidas del aeropuerto.
Decir adiós
es un tipo de fractura
que no te cubre la Seguridad Social.
Ya que no hay recetas
el remedio está en tus manos:
vuelve
y a cambio te regalo un poema como éste.

10.7.13

Oxímoron

Y es que a pesar de todo aún no sé que es lo que pasó.
Si tú y yo éramos tan felices.

La Habitación Roja.


Eras de ese tipo de personas que antes de llegar sabes que van a joderte la vida.
Eres el resultado de mezclar benzodiazepinas y whisky barato a las 4:48 de la mañana.
Eras todo roce y no atendías a razones.
Eres causa y efecto.
Eras ganas de que llegase el fin de semana.
Eres motivo de arrepentimiento.
Eras consciente del peligro.
Eres los instintos más bajos unidos en uno solo.
Eras aquella primera última noche, en la que fui porque tú eras conmigo.
Eres ojos que dicen lo que tu boca no se atreve.
Eras ese gol en el último minuto.
Eres denuncia por dopaje.
Eras el primer cigarro después de haber dejado de fumar.
Eres acoso emocional.
Eras invierno.
Eres ese golpe en el dedo meñique del pie con la mesilla de noche.
Eras tú y querías ser alguien.
Eres alguien que ya no conozco.
Eras eso que no debía haberme ocurrido nunca.
Eres demasiado a menudo.
Eras.
Eres.
Pero ya no estás.