26.2.11

La patética historia del chico que construía castillos inexistentes.

La pseudoinocencia llegó muy rápido. Era octubre, más o menos, a juzgar por las bufandas extralargas que ambos lucían en sus fotos... Y el olor a café caliente que aún conservaba en el bolsillo interior de la chaqueta. La hipotética chica atormentada solía esconderse detrás de sus gafas de sol (la excusa perfecta) hasta que éste se fue para no volver. Es tan difícil estar escondiéndote siempre... Y más si es de alguien que está cada vez más cerca. Como si de una peli pastelosa se tratara, se parecían cada vez más a Jorge y Paula (los de Sánchez Arévalo). Pero de todos es sabido que si sacas la vida de la pantalla grande, puede que no sea tan bonita... Y es cuando aparece el dolor precordial: aquel que causa (inconscientemente en la mayoría de los casos) ese alguien al que todavía no le has dejado entrar "ahí". Los castillos del chico que construía castillos inexistentes al principio sí que existían: castillos con forma de café de buenos días, castillos con forma de "te he echado de menos", castillos con forma indirectamente directa... ¡Hasta castillos que tenían forma de abrazo! Pero un día se cansó... Y los castillos se quedaron sin vida, eran solamente un contorno sin nada dentro. Entonces fue cuando la hipotética chica atormentada preguntó el porqué de ese castillicidio... Y recibió un simple "Tal y como los he construido... Los puedo destruir. Sin más".

20.2.11

La hipérbole del sábado que ya se creía lunes

Estarcido de grises
fallar(nos) sin comodines
apariencias engañosas
desde hoy en los mejores cines.

Hacer como que eres
a veces, siempre, nunca
poner(te) gasolina
sólo si me llevas.

Dolernos hasta el alma
rebobinado automático
y volver, volver, volver...
Con la magia marchita.

Olor de fin de invierno
arrinconando primaveras
abriles encorsetados
en cuentos de noches largas.

La vida es puro teatro
si llegamos hasta Orión
ración doble de "pensarlo"
re-cordis... Ház(me)lo.

16.2.11

A veces, siempre, nunca.

Ir de miedicas en horario londinense
ser el que duele una hora antes
miradas al horizonte en viajes largos
arrepentirse cuando es demasiado tarde.

Errores de cálculo sin decimales
no puedes descruzar la meta
mejor no hacer tachones
a dos kilómetros de Marte.

Disfraces a precio de saldo
ser cobarde o despegarte
hacer que no somos
nunca fue tan fácil.

Carnaval de mentiras recónditas
grados que se te meten en las entrañas
hacerse grande de repente
fortaleza regalada en las máquinas.

12.2.11

Remedios de la abuela

En el primer cajón de la mesita de noche guardo una caja de cafinitrinas, para tomarme una o dos cada vez que nos busquemos, que tengo el corazón desacostumbrado a sentirse tan vivo, y con poco que lo use me duele.
Ah, y en el segundo guardo un tubo de pegamento extra-fuerte... Por si algún día se nos ocurre rompernos.

8.2.11

Salvado por la campana (y nunca mejor dicho)

Que te regalen un billete de ida es un lujo. Recomendación: no perder el tren. O, en su defecto, ir en bici, comunmente conocido como "recular". Cuesta más, pero como dijo Coldplay "nobody said it was easy".

A Eric le costó entenderlo. Mientras , esperaba sentado en la barra de la cocina americana a que Marina terminase de gratinar los macarrones con su salsa secreta de queso y pimienta (bueno, secreta "secreta" ya no era, el copyright venía por lo menos de la bisabuela de Eric).

- No hace falta que estés mirando el horno como si no hubiera un mañana, eh. ¡Los macarrones no se escapan!- dijo él.
- Me encanta ver cómo se funde el queso... Me relaja.

Marina había respondido sin ni tan siquiera apartar la vista del horno: tan sólo se tocaba el lóbulo de la oreja insistentemente, como cada vez que esperaba algo con impaciencia.

- Eric... No sé ir en bici. ¿Me enseñas?
- Claro... Juntos será más fácil.

7.2.11

2 años

8 de febrero de 2009

He pasado mala noche. Hacía mucho frío. ¿Por qué tuviste que dejar la ventana abierta antes de irte? Sabes que no me gusta que hagas eso. También te fuiste sin despedirte de mí: son dos razones de peso para estar enfadada contigo.
Pero bueno... Hoy ha sido un día duro: mucha gente, cielo gris, comida basura. He hecho bien en acostarme pronto.


Hace 62899200 segundos que te fuiste... Y es como si nunca te hubieras ido.

3.2.11

Corazones de rastrillo

Contrabando de emociones
inconsciencia de antemano
batalla clandestina en colchones ajenos
como cuando nos creemos campeones.

Autorregalo de cumpleaños
corazón de tipo indestructible
con refuerzo anti-daños colaterales
y garantía vitalicia de reembolso.

Seamos valientes de manual
cámbiame un después por un ahora
de esos tantos que tienes en la estantería
de los que venden en la tienda llamada "Algún día".

Pongamos que hablo de mí
dejándome el alma en cada bordillo
esperando que llegue el gran día
y tener mi corazón de rastrillo.

1.2.11

Filosofía de sobrecito de azúcar II

"Empeñándonos en obviar lo latente sólo aumentaremos nuestra capacidad de adicción".

Esta frase la escribí hace tiempo, pero todavía hoy, sigue más vigente que nunca. Porque, desde que el mundo es mundo, los polos opuestos están condenados a atraerse.