26.2.11
La patética historia del chico que construía castillos inexistentes.
La pseudoinocencia llegó muy rápido. Era octubre, más o menos, a juzgar por las bufandas extralargas que ambos lucían en sus fotos... Y el olor a café caliente que aún conservaba en el bolsillo interior de la chaqueta. La hipotética chica atormentada solía esconderse detrás de sus gafas de sol (la excusa perfecta) hasta que éste se fue para no volver. Es tan difícil estar escondiéndote siempre... Y más si es de alguien que está cada vez más cerca. Como si de una peli pastelosa se tratara, se parecían cada vez más a Jorge y Paula (los de Sánchez Arévalo). Pero de todos es sabido que si sacas la vida de la pantalla grande, puede que no sea tan bonita... Y es cuando aparece el dolor precordial: aquel que causa (inconscientemente en la mayoría de los casos) ese alguien al que todavía no le has dejado entrar "ahí". Los castillos del chico que construía castillos inexistentes al principio sí que existían: castillos con forma de café de buenos días, castillos con forma de "te he echado de menos", castillos con forma indirectamente directa... ¡Hasta castillos que tenían forma de abrazo! Pero un día se cansó... Y los castillos se quedaron sin vida, eran solamente un contorno sin nada dentro. Entonces fue cuando la hipotética chica atormentada preguntó el porqué de ese castillicidio... Y recibió un simple "Tal y como los he construido... Los puedo destruir. Sin más".
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coño si ese soy yo jaja pero no los quiero destruir todavia no, cuando me sentencie quiza ya no tengan sentido hasta entonces los cuido demasiado
ResponderEliminarun beso teatrera! :)
Nooo! Que no se destruyan! Quiero castillos con forma de abrazos!
ResponderEliminar:)
Duro... pero muy bonito.
ResponderEliminarUn besito!
A veces los castillos hay que derruirlos antes de que se caigan solos. Duele un poco menos.
ResponderEliminarUn beso.
Cuando un castillo se derrumba, es mejor intentar construir el siguiente mejor!
ResponderEliminar:)
eres genial.
ResponderEliminarmenudo castillicidio me he llevado yo hace nada.
deberia existir una pena contra la construccion de castllios vacios. no es justo para la hipótetica chica atormentada. yo me conozco a una princesa guerrera, con el mismo problema mira tu por donde!
MV
excelente!
ResponderEliminar(le ponemos a perales de fondo musical?)
salú!
y buena vida...
f
He leído muchos textos buenos en este blog, pero éste... con éste te has lucido, bonita. Es tan... ¡es tan de verdad! Y a la vez casi irónico, diría yo, que me ha hecho recordar la decepción del primer amor, para que me entiendas. Increíble, en serio.
ResponderEliminar(Aplausos)
vaya, me ha encantado como escribes! a parte muchas gracias por pasar por mi blog, estas siempre que quieras invitada ^^
ResponderEliminarTe agrego vale? :D
La gente se empeña en jugar a ser arquitectos y no..luego para lo que pasa.. :)
ResponderEliminarme apunto lo de "castillicidio" que me ha encantado...
ResponderEliminary el post... triste pero me suena la sensación... y lo de esconderse tras las gafas de sol... soy una experta...
besos!!
Realmente bueno, no sé qué tienes pero me encanta visitar tu blog en momentos melancólicamente dramáticos, me sirve porque, sin ser maldito, a veces es bueno saber que alguien está pasando por algo similar y no eres el único que está sufriendo en el mundo.
ResponderEliminarBrillantes, tus castillitis y castillicidios. Andar escondiéndose es un sinvivir. Mejor muéstrate tal y como eres. El castillo puede seguir siendo frágil, de ésos que son destruidos fácilmente por el mar, o se puede convertir en una fortaleza medieval amurallada e infranqueable (en cuyo caso habrá merecido la pena construirlo).
ResponderEliminarUn relato genial.
Beso.
Sencillamente impresionante, me ha encantado. Enhorabuena María
ResponderEliminarEncantador es el poder que tenemos sobre los sueños de las personas, el frío corte del bisturí ensangrentado por lo real de la separación anunciada.
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