29.6.11

Contenidos extras

mucho de poco
poco de nada
hervir ausencias
para que duelan menos

caricias de plástico
sudoku mal hecho a boli
tomar-te en mi taza favorita
curiosidad de la más barata

carrera de obstáculos
creerme todo
pero si todo es todo
¿qué es nada?

mullir los cojines del sofá
y la cabeza en el DVD
la vida cuesta de entender
si está a veinticinco frames.

18.6.11

Pretextos que necesitan de una larga explicación

Aislarte el corazón de agresiones externas
la gomaespuma a veces no sirve
lo que no es a veces lo parece
distorsión
de
postre
tú y yo
imposible despejar la incógnita
tú + tú = vosotros
inoportunidad antropomórfica
robarte el olor para invertir
excusas de cardiotraficantes
adicciones difusas
y lo difuso...
Parece de mentira.

13.6.11

Petición formal

Las cosas más difíciles de decir son aquellas que crees haber dicho sin que hiciera falta decirlas, para darte cuenta de que lo hecho pesa más que lo no-dicho y que, al fin y al cabo, oírte no decir nada llena más que decir muchas cosas de esas que no vale la pena escuchar. Por eso quiero que me enseñes a llenarme para no convertirme en un ser dependiente de algo que quizás existe o quizás no, circunstancia inversamente proporcional a la alineación de tus chakras. Porque si eres capaz de llenarme los "buenos días" hasta que se me salen por las orejas... También sabrás llenarme los "aquí y ahora", ¿no? Y hasta arriba, gracias.

7.6.11

Cardiopatía bipolar

Eres como ese jodido puñetazo que va directo al esternón, porque si hubiera sido un poco más a la izquierda... ¡Pum! Muerte súbita por hiperestimulación sentimental. La típica escopeta de aire comprimido que dispara todos los balines de golpe, en plan "tienes que tragarte por narices todas mis medias verdades desde que nos conocemos". Me vas a permitir que las mentiras me las guarde, por aquello de la venganza dulce... O amarga, da igual: venganza al fin y al cabo. También merece la pena guardarme que cierto día fuimos fotogramas superpuestos, empachados de Apfel-Streusel y de canciones de Antonio Vega. Porque jamás te gustó andar bajo la lluvia sin paraguas, por más que hoy te repita lo guapo que estás con el pelo mojado. Y es que... Quiero que me sigas sonriendo y que se me caigan las bragas imaginándote sólo con tu sonrisa desde el otro lado de la cama.