29.1.10

Y es que

Son aquellas pequeñas cosas,
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón,
en un papel
o en un cajón.


Joan Manuel Serrat, "Aquellas pequeñas cosas"

Y es que era tan fácil hacerla feliz. Lejos de verse colmada de regalos y/o atenciones, nada mejor que algunos momentos gratuitos, que le hiciesen olvidar que el día siete estaba cada vez más cerca. Porque las pequeñas cosas son las que realmente importan: sentirte que estás caminando por un sendero de nubes mientras el cielo huele a calor y vainilla. Inventarme tus respuestas cada vez que tengo dudas. Conservar esa foto que tanto me gusta. O rapear a ritmo de Lorca: porque a veces aquello que aparentemente no tiene sentido lo puede cobrar en el momento menos pensado.

13.1.10

Mentiras y verdades.

El pasado siempre vuelve
exprimiendo notas recordatorias
como un calendario por el que los días no pasan
mi cabeza está llena de post-its.

Todo como antes
los dardos se disfrazan de lazadas
el dolor gusta en pequeñas dosis
tus opciones no me encajan.

Somos metales incompatibles
en esta aleación indestructible
aceite y agua si lo prefieres
pero haciendo nuestro propio final.

11.1.10

Pretextos que necesitan de una larga explicación.


Discúlpeme si reclamo una atención que no merezco, puesto que siempre actúo de buena fe; maldad ninguna hay en mis actos. Sabe que le tengo estima, razón por la cual esto me duele más que a ninguna. No dudo que mi presencia le satisfaga, pero por favor: ahórrese las falsas palabras. No me diga "Oh, que alegría verla, fiel consejera" cuando lo que en realidad desea es bailarle el agua a la princesa heredera. Me cuesta verle, la distancia es lo que tiene; por eso pido diez minutos de conversación cuando se tercie la ocasión. Siempre pensé que podría llegar a ser una centésima parte del porcentaje total de su persona: tal día como hoy empiezo a dudarlo. Si estoy equivocada por favor, esfuércese en demostrármelo.

4.1.10

En vano.

Y me acuerdo de repente: era una obra de teatro en la que los protagonistas se escondían. Se escondían de quienes querían hacerles daño, ya que en el frente hay mucha gente incomprendida. Se escondían una vez. Y otra. Y vuelta a lo mismo de siempre. Pero fue en vano: ella, después de haberle ayudado a él durante tanto tiempo, se equivocó. Quizás fue menos sigilosa que de costumbre, quizás dijo algo que no debía. La cuestión es que los enemigos les atraparon, cosa que él nunca perdonó. Ya de nada servía recordarse tarareando a Yann Tiersen tumbados en la hierba, ni cuando estaban tan cerca que era imposible saber cuando empezaba uno y cuándo terminaba el otro. Recuerdos sin acabar que se perdían sin remordimientos. Ella, ilógica, muda, con los injustos ojos de él acusando la mañana: imposible recuperar conexiones sin futuro.
Pero también había un dato importante. Tras el knock-out, ella logró relajarse: tumbándose sola en la hierba consiguió sentirse totalmente libre.