Y en aquel preciso instante sus manos se rozaron tímidamente. Él sabía que no debía mirarla directamente a los ojos, pues eran de un azul tan profundo que corría el riesgo de perdese en ellos. Ella conocía todos los secretos que guardaba su sonrisa prohibida. Vio sus manos, deseosas de dar un abrazo sincero. Él olió su perfume: le gustaba sentirla cercana. Fueron unos segundos mágicos, sembrados de un toque de pícara ternura.
Y cruzaron sus miradas. Y un escalofrío recorrió ambas espaldas. Y una risa cómplice se escapó. Y el tiempo se detuvo.
Extraño momentos así.
ResponderEliminarsiempre he pensado que precisamente en esos momentos el tiempo no se detiene..se acelera. Y es como las ansiadas llegadas de algo..que se pausan en pro de largas esperas..y cuando llegan, cuando esos momentos que tanto esperas llegan; el tiempo se desorbita y mete quinta marcha.
ResponderEliminarmirar directamente a los ojos es una sensación arriesgada en esas ocasiones eh?:)
ResponderEliminaresos momentos son geniales...
muá
Cuando el tiempo se para ¡es una señal! :)
ResponderEliminarNo hay nada como el momento previo a un primer beso ( bah, yo me invento el final de tu historia)
ResponderEliminarMuá!
Sólo puedo decir, uuuummm mientras cierro los ojos y me muerdo los labios inocentemente.
ResponderEliminarY son esos momentos por los que merece la pena vivir, y tener memoria. Genial la entrada ;)
ResponderEliminarUn momento mágico y un desenlace inevitable ^^
ResponderEliminarMe ha encantado =)
besitos