Enreversarse
es la mejor forma
que se me ocurre de meterse en líos.
Entrar en conflicto
con palabras,
latidos, sílabas,
hiatos
y piel.
Sin importar cuándo
acaba una cosa
y cuándo
empieza otra.
Tratar de llegar
al centro de una espiral
de peligro y ganas
en las que superar el límite de velocidad
está penado
con una condena
en la cárcel de tus manos.
Pero supongo que la libertad
es eso:
correr hasta el callejón sin salida
de unos brazos que te oprimen
tan fuerte
que son capaces de tocarte
el corazón
y hacer que vuelva a funcionar.
Y entonces ves la luz
e intentas ir hacia ella
porque
si sabes que esa luz
tiene nombre y apellidos
el túnel se te hace mucho más corto.
Una muerte
vestida de línea recta,
en la que tú
me esperas
a mitad camino.
Lástima
que yo siempre fui
más paralela que tú...
Y ya sabes lo que dicen
en los libros de matemáticas.
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Mi caja de cerillas no es muy grande... Pero seguro que puedo hacer un huequito para la tuya :)