13.2.14

Romanticidio con premeditación y alevosía

En el cenicero he visto
una armonía de colillas a medio terminar
y es inútil que te empeñes
en esconder
ese posible rastro de carmín
cuando sabes que yo no gasto de eso.

Pero bueno.
Al estilo de Rubén Darío,
"bajo el ala aleve del leve abanico"
sé esconder mi mirada de chica valiente
para seguir haciéndote creer
que dejaré que vengas a salvarme
cuando a ti te salga de las pelotas.

Porque eso de los superhéroes
sólo funciona en los cómics.
Ninguna mujer
en su sano juicio debería
sentirse protegida
por un hombre en mallas.

Y es que
en caso de peligro
te sale más a cuenta
lanzarte cuesta abajo por una espalda
sin frenos
ni apellido siquiera
que lidiar con un alguien
a quien se le haga cuesta arriba
llegar a tus bragas sin GPS...
Porque para acabar
con el corazón hundido en el asfalto
-y derramando versos por los bordes de la carretera-
no me hace falta la ayuda de nadie.
Me corro yo solita.

1 comentario:

  1. Parecemos débiles pero no lo somos, somos fuertes aunque no lo demostremos siepre!!!
    Me gusto lo que has escrito en esta entrada, es hermoso.
    Un saludo

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Mi caja de cerillas no es muy grande... Pero seguro que puedo hacer un huequito para la tuya :)