Alexander es un cobardica. Ni bueno ni malo, sólo cobardica. Digamos que es de esa clase de personas que lo suele dar todo por sentado, sin pensar en las consecuencias. Como cuando dijo que ver las estrellas era cosa de cursis: allí estaba yo para recordarle que, según Carl Sagan, estamos hechos de polvo de estrellas. Aunque se retractó, se le olvida a veces. O como cuando dijo que andar descalzo por la hierba era aburrido: le recordé lo mucho que le gustaba que viésemos juntos "Descalzos por el parque", de Gene Saks. También solía decirme que odiaba las tortitas hasta que me conoció: suele pasar cuando subestiman mi capacidad en la cocina.
Pero creo que se ha cansado de aprender conmigo... Ya debería estar aquí: las noches de lluvia de estrellas no son lo mismo sin compañía. El dvd está cargando, y en la mesa he dispuesto todos los siropes por orden alfabético... Tal y como me dijo que le gustaba que lo hiciese.
Ya debería estar aquí: viste de blanco, y su sonrisa es la más larga del mundo. Si alguien le ha visto, que lance al mar una cerilla con olor a manzana: os estaré eternamente agradecida.
me gustan las historias con tortitas, y esta no iba a ser menos!:)
ResponderEliminarmmm...yo no vi la obra de teatro, pero la película me parecio espectacular...!
muuá
me gusta el diseño de tu blog.
ResponderEliminarbeauty *-*,so cute
ResponderEliminarSaludos!
Dios! ¿Cómo me ha gustado tanto el final?
ResponderEliminarUna entrada excelente, de veras.
Si pasa por mi azotea te lo mando sin falta ;)
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