A Diego Ojeda
A veces
a lo mejor
a un palmo del cielo
a quinientos metros a la derecha en la siguiente rotonda
No importa.
Tu paz de isla
tu isla de vida
tu vida en los ojos
tus ojos de ganas
tus ganas de versos
tus versos, y tu paz...
Siempre están ahí.
Siempre,
que a veces es casi nunca
y nunca es siempre
-depende de qué labios lo pronuncien-.
Quizás sea cuestión
de abandonar esta orgía
de acentos y consonantes mudas
para ver cómo abrazas las vocales más débiles
y te conviertes en un diptongo tan bonito
que hasta Lope, hoy en día, siga muriéndose de envidia
por no haberte tenido
en alguno de sus sonetos.
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Mi caja de cerillas no es muy grande... Pero seguro que puedo hacer un huequito para la tuya :)